martes, 21 de abril de 2015

Max P.

Ayer un niño mató a un profesor e hirió a varias personas en el instituto donde recibía clases. Llegó a clase armado con ballesta, cuchillos y un cóctel molotov...

Desde ese momento, una avalancha de disculpas han intentado sepultar la obviedad de que el Mal existe y que los niños son bien capaces de escogerlo.

La decisión del niño aparece empujada por series televisivas, brotes sicóticos, o cualquier cosa más digerible para nosotros que aceptar que lo hizo porque quiso hacerlo.

Hay que racionalizar lo ocurrido y aproximarlo lo más posible a la categoría de "accidente", más que lamentable pero menos sobrecogedor.

En esta sociedad inmadura en la que vivimos, seguimos viendo en la infancia y la primera juventud una Arcadia feliz, Los años nos alejan de ella, pero seguimos intentando alcanzarla e imaginándola como nunca fue

Seguro que aún no es tarde para que Max arroje las malas hierbas de su vida, pero será imposible que lo haga si seguimos hurtándole las llaves del jardín.

miércoles, 8 de abril de 2015

¡Mentira!

Hoy es el Día Internacional del Pueblo Gitano. 

En la versión online del diccionario de la Real Academia de la Lengua todavía se lee en su cuarta definición de gitano: "que estafa u obra con engaño". 

En la versión en papel los académicos han intentado ser más finos filipinos y definen al gitano como "trapacero" (o sea, lo mismo: tramposo, engañador...)

Somos lo que creemos que somos; y, muchas veces, creemos que somos lo que nos dicen que somos.

Mi abuelo era gitano.

Mi abuelo no era trapacero.

Mi padre no es trapacero.

Yo no soy trapacero.