sábado, 27 de noviembre de 2010

Los fuertes abajo



Estos días se han cumpido 30 años desde el fin de la gira triunfal del Circo de los Muchachos por América Latina. El proyecto revolucionario de un puñado de niños y jóvenes, que vivían en comunidad en Benposta (Galicia) y se expresaban por medio del lenguaje del circo, pasó más de dos años de gira ininterrumpida por los países latinos. Éxito tras éxito, a cuál mayor.

Fue quizás el punto álgido de la aventura fundada por el padre Jesús Silva, que no supo atravesar el cambio de siglo. Su mensaje idealista sucumbió ante las ambiciones de propios y extraños, y ahora los terrenos de Benposta donde se levantó la utopía esperan la construcción de una moderna urbanización.

Solamente en un país la gira debió suspenderse. Fue en Chile, donde los secuaces de la dictadura pinochetista no querían escuchar la canción con la que los Muchachos ponían punto final a su espectáculo: "Los fuerte abajo, el débil arriba y el niño en la cumbre". Ése era su lema cuando levantaban sus torres humanas vestidos con trajes de arlequín.

No sé si hoy nuestros sensibles oídos soportarían escuchar el mensaje que proclamaban los Muchachos a voz en grito: "Queremos todos un mundo así... ¡los fuertes abajo en este país!" Creo que serían tachados de subversivos trasnochados. Quizás por eso acabaron sucumbiendo a este tiempo de antivalores y cinismo. Pero como ellos cantaban: "¡No se puede hacer una casa al revés!"

No era un mensaje para los políticos, ni para los economistas, era para todos nosotros. Yo creo que sigue vigente. Debo ser un idealista.


PD: El 2 de septiembre del 2011 falleció el Padre Silva. Que el Señor del Universo lo acoja en Su Reino de Paz y Justicia

martes, 23 de noviembre de 2010

El reto del obispo Carlos (y nuestro)

Vale, es un video un poco antiguo (noviembre 2009), pero los términos del debate siguen siendo los mismos. ¿Somos significativos los cristianos para nuestros vecinos o bien nuestros rituales, biblias y enseñanza moral no comunican ya nada a nadie? ¿Estamos construyendo comunidades acogedoras, donde la aceptación sea la base desde la que crecer a la altura de Cristo, o cada vez resultamos más soberbios y excluyentes incluso con los cristianos que piensan diferente a nosotros?

La voz de Carlos, obispo anglicano de Madrid, suena desde luego bien diferente a la de otros obispos a los que estamos acostumbrados a oír. La Iglesia anglicana española lleva 130 años presentando a nuestra sociedad una forma respetuosa y auténtica de seguimiento a Cristo. Sus congregaciones tienen una vitalidad creciente pero son numéricamente poco significativas. Después de 40 años de nacionalcatolicismo, la transición religiosa en España aún está por realizarse.

El católico descreído, cuando pierde su fe (muchas veces su fe en la Iglesia católica), no la busca en ninguna otra parte. Como en el chiste, responde así a quien le habla de Dios con otra voz y desde otro lugar: "Si no creo en mi Iglesia, que es la verdadera, ¿cómo voy a creer en la tuya que es la falsa?"

Ése es el reto para el anglicanismo en España: romper los esquemas trasnochados y paralizantes, ser relevantes para que la sociedad recupere la esperanza, y que así cada persona se aventure a vivir una relación personal con Jesucristo. Tela marinera Don Carlos!

domingo, 21 de noviembre de 2010

Vive y deja vivir

http://www.abc.es/agencias/noticia.asp?noticia=597973

Los políticos en la comunidad donde yo vivo (Catalunya) están dando un penoso espectáculo en busca de votos. Los videos electorales son de pena (la mayoría de ellos con el sexo como reclamo, como si fueran a vendernos un coche), los gadgets sobrecogedores (un videojuego de los conservadores donde se juega a cazar inmigrantes) y los argumentos vacíos (lo más interesante se considera saber quién será el sucesor del perdedor).

Por eso, al leer hoy en la prensa una noticia sobre una propuesta necesaria y urgente, he vuelto a levantar el ánimo. Yo no digo que el partido que la propone esté libre de culpa ni que sea la panacea, pero al menos Albert Rivera y los suyos hablan de cosas que son de sentido común: invertir el dinero público en salvar la vida de nuestros ciudadanos. ¿Hay algo más urgente?

Los guardarraíles de doble bionda salvan la vida y evitan mutilaciones, especialmente a los motoristas. En Barcelona ciudad los accidentes de moto han seguido incrementándose durante los últimos tres años y en el área metropolitana se han mantenido invariables, pese a las campañas para reducirlos.

¿Hay algo más urgente a lo que destinar el dinero que, rabiando-rabiando, ponemos en manos de nuestros políticos? Decía Charles Maurice que "nadie puede sospechar cuántas idioteces políticas se han evitado gracias a la falta de dinero." En estos tiempos de crisis, si alguna exigencia ética sigue dando coartada a la acción del Estado, al menos que sea la protección de la vida de sus ciudadanos.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Sí, aún duele

http://www.sentidog.com/lat/2010/10/11/ben-cohen-contra-los-suicidios-gays/

Estuve viendo el viernes pasado un documental sobre la vida de Rock Hudson. En mi ciudad tenemos un festival de documentales y acudió el director de éste a presentarlo.

Me dio tristeza conocer detalles sobre la odisea vital de Hudson, no podía dejar de pensar en ello durante todo el fin de semana.

Llevar una doble vida no es cómodo para nadie, por fuerza la salud mental ha de resentirse.

Tenía el bueno de Rock un tic nervioso que le había llegado a causar una deformidad en uno de sus dedos. Hasta el fin de sus días luchó con todas sus fuerzas por ocultar su homosexualidad al gran público, sólo la evidencia del SIDA le obligó a confirmar el rumor.

El caso es que lo que me quedó más grabado del documental fue una declaración que se escucha en un instante decisivo (y que he oído de viva voz en labios de otras personas gays): "Por supuesto que, si hubiéramos podido, hubiésemos preferido no ser gays".

Después de décadas de manifestaciones, días del orgullo gay, cambios legislativos, bodas civiles, ¿aún sigue doliendo en el alma ser gay? Parece que a bastantes personas SÍ.

La verdad es que pienso que, en cierto sentido, ahora es casi peor que antes.

Ahora no hay que llevar una doble vida, sino exponer la vida al escrutinio de todos. Los gays tienen que salir del armario sí o sí, deben casarse y exhibir una relación normalizada, soportar que cualquier histrión aparezca en los medios de comunicación hablando en nombre de todo el "colectivo", etc. Y todo ello conscientes que el corazón humano sigue sin perdonar al diferente, aunque sea políticamente incorrecto y por ello el desprecio sólo se exhiba a las espaldas.

¿Cuándo dejaremos de decirle a las personas "lo que se espera que hagan"? ¿Qué ocurre con la sexualidad, desde cuándo dejó de ser algo personal e íntimo? ¿Porqué hay que rendir explicaciones? ¿Quién dijo que el respeto ha de ganarse copiando el modus vivendi heterosexual?

En la Iglesia anglicana, mi Iglesia, la actitud ante la homosexualidad está provocando un debate muy amplio.

Sigo recelando de las posturas partisanas.

Los que con sus prejuicios alejan de la Iglesia a los gays deberían meditar sobre su propia fidelidad al Dios cuyo mirar, en palabras de San Juan de la Cruz, siempre es amor.

Pero quienes quieren poner a los gays un ramo de flores y un anillo de boda en la mano, una mitra de obispo y una estola de confesor sobre el cuello, tampoco me impresionan. Más bien traen a mi memoria la vieja canción de Lluis Llach: "No és això companys, no és això".

El respeto nadie debería ganárselo, se lo debemos a cualquiera por el mero hecho de ser persona. Ojalá aprendamos a respetar y amar la diversidad del ser humano, para aliviar con nuestra amistad el sufrimiento ajeno (que no es pequeño).


jueves, 11 de noviembre de 2010

"Para unos cuantos (nosotros)"

El liberalismo no es ciego al interés ajeno. Sabe que el interés propio es un componente esencial en las relaciones humanas; pero precisamente por eso procura que todos puedan aspirar a su propia felicidad, sin exclusiones.

No deja de sorprenderme cuando algunos se arropan con la bandera liberal para todo lo contrario. Tachan al gobierno de ladrón por tener políticas públicas, exigen a los  inmigrantes que cambien sus valores y costumbres o serán expulsados, proponen retroceder hacia un modelo único de familia ideal,  ponen la defensa de la nación (siempre en peligro, según ellos) por encima del pluralismo y la soberanía individual... y llaman a eso ¿¿liberalismo??

Parafraseando a D. Manuel Giménez Fernández, que llamaba a los conservadores "conserva-duros", estos "nuevos liberales" deberían llamarse liber-tales o liber-cuales, porque solamente quieren la libertad para unos cuantos (ellos).

domingo, 7 de noviembre de 2010

¿Qué hace él allí?

Esta imagen sugiere muchos comentarios. Anímate a escribir algunos para que todos podamos leer tus impresiones.




PD: Viendo que las personas visitan la página pero no dejan comentarios, tomaré mi turno y escribiré yo uno.

viernes, 5 de noviembre de 2010

No me llames extranjero

La Delegación del Gobierno en Melilla se ha dedicado a hacer la vida imposible a 47 ciudadanos de orígen bengalí que llevaban más de 5 años viviendo en España.

No solamente son las fuerzas políticas conservadoras las que muestran su peor cara ante la inmigración sino que la Administración socialista también hace de las suyas, olvidando sus teóricos principios y en contradicción con sus propias regulaciones legales.

La Delegación del Gobierno se negó repetidamente a aceptar el trámite de las peticiones de residencia de los bengalíes, pese a que cumplían todos los requisitos legales: más de 3 años de estancia, penales en regla y contrato de trabajo.

Tras recoger 15.000 firmas, llevar a cabo concentraciones y huelgas de hambre, los inmigrantes siguieron luchando por una vida digna en España. Han tenido que pasar 60 días en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de la Zona Franca de Barcelona, pero desde el martes por fin están libres y a la espera de conseguir definitivamente su documentación.

El miedo al "extranjero" crece en este país. Antes usábamos la palabra en tono admirativo ("viajar al extranjero") pero ahora muchos ya no disimulan su miedo y su desprecio. Algunos funcionarios incluso se creen con poder de cambiar la realidad a su gusto.

Conviene escuchar a Rafael Amor para saber quiénes son de verdad los bárbaros.


jueves, 4 de noviembre de 2010

Imposible pero imprescindible

La Iglesia anglicana en España (www.anglicanos.org) me ha pedido que prepare un seminario sobre "Vida en el Espíritu" especialmente dirigido a los líderes laicos de la Iglesia. Traducido al lenguaje secular, la propuesta es cómo animar a que los cristianos comprometidos con su parroquia se dejen llevar por el mismo carácter que Jesús tenía.

Hablando con confianza, intentar vivir como Jesús lo haría es una experiencia condenada al fracaso; pero a la vez es una experiencia imprescindible. Nada hace más creíble el Evangelio que ver que como alguien fracasa intentando vivirlo. Nada te acerca más a Jesús que la imposibilidad de ponerte a su nivel y la necesidad de perdón y reconciliación.

Esa fue la experiencia de Martin Lutero y su autenticidad revolucionó a la cristiandad de la época. Lutero escribió: “Cuando me miro a mí mismo, no logro ver cómo puedo ser salvo. Pero cuando miro a Jesús no logro ver cómo puedo perderme”.

De eso vamos a estar hablando en Madrid. ¿Te apuntas?

lunes, 1 de noviembre de 2010

Algo mejor, por favor (II)

Abundando en la idea de construir una alternativa al socialismo que no sabe sacarnos de la crisis y al conservadurismo que quiere recortar nuestros derechos, he estado leyendo el ensayo de Martin Rybicki titulado The Real Republicans: The Case for Moderates, Liberals, and Pragmatic Conservatives in Our Party. En tiempos en que algunos movimientos populistas invocan a los padres fundadores en USA sin siquiera conocer sus nombres (http://www.elpais.com/articulo/opinion/Temporada/Idiota/elpepuopi/20101031elpepiopi_5/Tes), conviene leer textos como éste.

Rybicki, estudiante en la Universidad de Texas, argumenta que el retorno que algunos reclaman a las raíces del Partido Republicano norteamericano en realidad sería un retorno a políticas de progreso, no precisamente a políticas conservadoras. Los republicanos de Abraham Lincoln creían que la industria y el libre mercado eran mejores que la esclavitud, deseaban modernizar el país y defendían los derechos individuales. Se enfrentaban por igual a quienes confiaban ciegamente en el status quo y a quienes desconfiaban de la capacidad del individuo para construir su propia felicidad.

Hoy la prensa publicaba unas declaraciones de Mariano Rajoy (http://www.lavanguardia.es/politica/noticias/20101031/54063136698/rajoy-dispuesto-a-derogar-la-ley-del-matrimonio-homosexual-aunque-la-avale-el-tc.html) que me han vuelto a hacer pensar que votar al PP sería salir de Guatemala para entrar en Guatepeor.

Personalmente, ni creo que el aborto sea una solución ni creo tampoco que el matrimonio homosexual esté bendecido por Dios. Pero no quisiera ver en prisión o en las urgencias de un hospital a ninguna chica de 16 años que haya decidido abortar clandestinamente; y tampoco me gustaría negar derecho alguno a nadie por razón de su orientación sexual.

La derecha conservadora no puede traer el progreso porque no respeta nuestras libertades. Se ha acostumbrado a usar el poder del Estado para imponer su moral. Pero, como decían en los dibujos animados, "no se vayan todavía que aún hay más". Es que además de eso nuestro conservadurismo coquetea con un populismo xenófobo, estigmatizando al extranjero sin base alguna y obstaculizando así su capacidad emprendedora.

Un ejemplo de ello son las declaraciones de Alberto Fernández, candidato del PP a la alcaldía de Barcelona: "Es cada vez más frecuente que importantes sectores de la población inmigrante conviertan en un verdadero abuso, el acceso y derecho al uso de la sanidad".  Una frase dicha la misma semana en que se publicó un estudio según el cual los inmigrantes van al médico la mitad de veces que los españoles (http://www.enlatino.com/portada/espana/los-inmigrantes-van-la-mitad-de-veces-los-centros-de-salud-20900).

Para construir una alternativa eficaz y que garantice nuestros derechos necesitamos volver a las raíces del mejor pensamiento político español, el que en 1812 elaboró en Cádiz nuestra primera Constitución, buscó la regeneración de nuestro sistema político en los inicios del siglo XX y nos devolvió la Libertad tras 40 años de Dictadura. Ese impulso en favor de la Libertad es la única fuerza que puede traernos el progreso, sacándonos de la crisis sin perder nuestra alma en el intento.